Aun con la imagen del tiburón tigre en mi retina me alojé en Suva,capital de Fiji,hasta el día de mi vuelo al sur. Durante el par de días que estuve en la capital me dediqué a pasear y buscar algunos libros sobre Fiji,pues siempre que visito un país nuevo me gusta comprar algún libro sobre el buceo en la zona o la vida submarina del lugar. Buscando buscando acabé en la zona universitaria donde me habían comentado que tenían una gran librería y era el único lugar en el que encontrar libros un poco mas especializados. Fue bastante curioso visitar el campus donde estaban todas las facultades. Básicamente es igual que cualquier universidad del mundo,muchos estudiantes trabajando por los rincones,otros vagueando en el parque, otros con sus ordenadores pasando de todo,etc… Reconozco que durante ese rato me sentí un poco cateto ,pues claro,hasta ese momento lo que había visto de Fiji era todo muy ancestral y digamos que bastante poco evolucionado en todos los sentidos. La mayor parte de su población aparentaba no haber pisado una escuela en su vida,su forma de vestir (faldas aborígenes y demás) y de vivir aparentaba estar bastante alejada de un nivel cultural y económico medio por lo que cuando me encontré con todo un campus universitario me sorprendió bastante. No hay que dejarse llevar por las apariencias!
El día de mi vuelo llegó y ya empecé a mosquearme nada mas llegar al aeropuerto,pues a parte de ser un mini aeropuerto solo había unas 10 personas en todas las instalaciones. Mucho mas me mosqueé cuando llego mi “avión”…se trataba de una avioneta de 5 plazas en la que viajaríamos 3 personas (yo era el único turista) y en el que las instrucciones de evacuación te las daba el mismo piloto charlando desde fuera de la avioneta. Después de una hora sobre volando los bellos arrecifes de Fiji aterrizamos en la pequeña pista de aterrizaje de Kadavu. Y de nuevo muchísimo mas me mosqueé cuando el aeropuerto consistía en una pequeña sala de espera con 2 empleados en todo el aeropuerto. Es en este punto cuando en un principio cometí la mayor cagada de todo el viaje alrededor del mundo…
Veréis,como ya comenté mi etapa en Fiji estaba siendo improvisada día a día y lo único que sabía de la isla de Kadavu es que era un buen sitio para bucear. Claro,mi idea era pedir información en el mismo aeropuerto sobre hospedajes o centros de buceo en la zona y simplemente desplazarme en taxi. Pero la situación era bien distinta,pues primero, en la isla la única forma de desplazarse era en un bote,segundo,los botes solo se desplazaban al aeropuerto cuando se había hecho una reserva previa en algún hotel y ellos mismos enviaban a buscarte al aeropuerto. Tercero,yo no había hecho ninguna reserva y los lugares donde tenía pensado hospedarme estaban a 2 horas de navegación desde el aeropuerto,y por último en el aeropuerto no había ningún tipo de información. Total que el panorama se presentaba feo. Los que viajaban en mi avioneta se marcharon en su bote correspondiente y yo me quedé solo en el aeropuerto junto con los dos funcionarios del mismo y mi cara de haberla cagado del todo,claro.
No tenía otra opción que pedir ayuda a los currantes del aeropuerto. Cuando les conté mi situación y les dije que no tenía reserva en ningún sitio uno de ellos se apiadó de mi y comenzó a llamar buscando un lugar. Mi mala suerte (o después de lo que ocurrió,yo diría que buena suerte) me acompañaba pues todo estaba completo y como yo buscaba un sitio desde el que poder bucear,las opciones eran muy pocas.
Yo ya me veía en la calle,incluso le comenté a uno de los funcionarios dormir en su casa y pagarle algo. Después de 50 minutos de llamadas … una pequeña luz!. Al otro lado de la isla había una familia que en alguna ocasión había acogido a mochileros con poco presupuesto y que en ese momento podía acogerme . Después de agradecer mil veces a los chicos del aeropuerto y regalarles por las molestias el jamón al vacío que cargaba desde el comienzo de la vuelta al mundo, me marché hasta un muelle solitario donde supuestamente en algún momento un tal “Walter” vendría a buscarme en un bote. Después de un buen rato a la espera en aquel solitario y viejo muelle a lo lejos vi aparecer un pequeño bote con dos personas en su interior. En ese preciso momento comenzó la experiencia mas especial e intensa que he tenido en muchos años junto a la familia “ Whippy “.