Protegido del mundo exterior por montañas y sabanas, además de estar tenuemente conectado con el resto de Etiopía y del mundo, el valle del Omo, llamado “el paraíso envenenado de Etiopia”, es uno de los conjuntos de yacimientos paleontológicos más importantes de África, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1980 y donde los investigadores sitúan la cuna de la humanidad como han demostrado descubrimientos como el de “Lucy”, el “eslabón perdido” que confirmaba la relación entre primates y seres humanos, demostrando que hubo un momento en que los primates comenzaron a descender de los árboles y caminar erguidos.