Tiene nombre de helado, pero no lo es.
Pasan los días y mi cuerpo está mas o menos acostumbrado al nuevo entorno. El frío, controlado, dormir solo y a -17, controlado, dormir en el suelo , controlado , entenderme con los rusos, controlado, sortear las grietas, controlado, la comida… congelada.
Ahora toca preparar el “campamento polar”.
Pese a que la zona donde está montada mi tienda se encuentra en un lugar seguro al borde del mar y mas o menos protegido por un bosque, la mayor parte del día lo paso a varios kilómetros sobre el mar helado.
Como imaginaréis el campamento polar no es realmente un campamento, mas bien es una zona estable de hielo sobre la que nos vamos moviendo para realizar las diferentes operaciones de buceo. La única forma de practicar este tipo de buceo tan extremo es, a parte de bucear con técnicas especiales y asegurados por un cabo, tener un lugar en el que entrar en calor lo más rápido posible en caso de algún accidente. Para ello en el campamento están preparadas unas pequeñas casitas portátiles de madera, dentro de las cuales preparamos todo e material y hay una pequeña chimenea de leña que convierte este pequeño zulo en una especie de “sauna polar”, y creedme que se agradece.
En el campamento polar la vida es bien diferente. Rodeados de puro mar helado y siempre acompañados por “el perrito robagorros ”, pasar un día completo aquí es toda una experiencia. Si me diese por caminar y caminar hacia mar abierto en pocas semanas tocaría con mis manos el polo norte geográfico, (todo llegará amigos…).
Bien abrigados preparamos diferentes zonas numeradas de acceso para bucear bajo el hielo. “Maina” , este es el nombre que tienen estos pequeños orificios que preparamos en el hielo. Creedme que es un trabajo agotador, especialmente cuando día tras día se van cerrando por el frío y …vuelta a empezar.
Aquí todos curramos , todos somos supervivientes bajo y sobre el hielo, aunque solo unos pocos locos nos metemos en este agua a -3 grados centígrados.
Todos mis días empiezan al salir de la tienda helada sobre las 7:00 y después de beber algo caliente y desayunar, las motos de nieve me llevan a mi y a mi equipo hasta el campamento polar para comenzar las filmaciones y operaciones de buceo hasta las 19:00 aproximadamente. Al regreso a mi hogar North Face VE25 , pese a llegar totalmente agotado, es imprescindible abrir el ordenador y hacer las copias de seguridad en 3 diferentes discos duros, de todo el material filmado. Luego llega la noche y tras compartir el mayor rato posible con mis guías rusos, mi amigo Andreas y el equipo de Tv rusa , marcho hasta mi tienda y me refugio en mis compañeros de viaje, mi fiel Ipod, mi termo y sobretodo mi mejor amigo…mi saco North Face modelo “Inferno – 40”… caliéntame rápido querido amigo.