… y cómo enfriarlo luego?
Continuamente me cuestiono cuánto durará esto. Explorar, viajar, recorrer el mundo, bucear los rincones mas remotos del planeta y vivirlo en primera persona. Este ritmo de vida y esta necesidad de calentar el corazón son algo que realmente me da miedo. El precio personal es demasiado alto, pero qué puedo hacer?. Me hace sentir tan vivo que temo sentirme muerto cuando esto acabe. Ya lo dijo Mike Horn, uno de los mayores exploradores de nuestros tiempos :
“ UNO NO SE HACE EXPLORADOR, NACE ASÍ ”
Después de bucear en el Océano Pacífico, en el Atlántico, en el Índico, en el Antártico y ahora por primera vez en el Ártico, caigo en la cuenta de que no me quedan mas océanos que bucear…
Desde luego el buceo en los polos no es precisamente cómodo. Tanto en la Antártida como en el Ártico yo lo pasé bastante mal y tremendamente bien. Las experiencias mas ricas son las que uno solo entiende cuando regresa a casa. Amigos montañeros comparten conmigo esta reflexión. En el momento uno piensa: qué cojones hago yo aquí con lo mal que lo estoy pasando?… el dolor en las manos o pies al comenzar a congelarse impiden que sintamos lo enormemente caliente que se pone nuestro corazón. Late, late y late…late tan fuerte que contagia el mismo ritmo al espíritu llegando a marcar un ritmo común… 2/4, 3/4, 12/8 ???. Da igual.
Solo cuando uno vuelve a entrar en calor entiende qué pasó allí abajo,o allí arriba en el caso de la montaña, y pese a que uno juró y perjuró mil veces que jamás volvería a pasar por una situación similar, después de entender lo sucedido…todo cambia.
Mentiría si dijese que mi experiencia buceando bajo el Mar Blanco fue una experiencia “al límite” ,pero creedme si os digo que hubo momentos en los que pese a llevar el mejor material para un buceo tan extremo, daba por amputados un par de dedos de mi mano por congelamiento.
Aguantar…este era el mensaje que enviaba continuamente mi cerebro mientras movía a toda velocidad los dedos de mis manos y pies para hacerlos entrar en calor. No podía desperdiciar ni un solo momento, ni un solo rayo de luz desde el exterior, ni un segundo de este caótico submundo de hielo.
Fueron muchos los buceos que realicé en mi expedición a Siberia, de los cuales os muestro algunas de las imágenes mas significativas para que tengáis una idea de lo que va la cosa.
En los entornos polares la vida submarina no es muy abundante, bien por el destrozo producido en el fondo por los Icebergs, o por las bajas temperaturas del agua que hacen que la vida submarina sea bastante pobre, y claro, la cadena alimentaria se reduce existiendo pocas especies de peces y plantas en este agua tan fresquita . De cualquier forma, y hablando desde mi particular opinión, lo bonito de este lugar se encuentra mirando hacia arriba desde el fondo.
Un cielo de hielo…. en el que las estrellas las forman millones de pequeñas partículas de aire que quedan atrapadas al intentar salir a la superficie. Impactantes formas y bloques de hielo que transforman cada día este maravilloso mundo de hielo…. y de repente, un pequeño ser aparece a mi lado y me acompaña en esta danza submarina dejándome perplejo con sus luces destelleando quizás, al mismo ritmo al que latía mi corazón. No es increíble ?