CRÓNICA 1- RUMBO A LAPONIA, LA TIERRA DE LOS SAMIS.
Rumbo al norte siempre florecen las emociones intensas, que a veces son en parte eclipsadas por las largas horas de vuelo y espera en los aeropuertos. Siempre es emocionante pisar un aeropuerto y saber que ya no hay marcha atrás. La ansiedad, nervios e ilusión se alían en un pack inseparable hasta el regreso. En esta ocasión la prioridad era viajar lo más ligero posible, por lo que ciertos artículos de ocio y entretenimiento (ordenador, libros…) fueron descartados desde el primer momento. Sólo mi fiel Ipod con 80 Gb de música me acompañaría. Nada más aterrizar en el aeropuerto de Ivalo me trasladaba a la población de Inari, punto de comienzo de la travesía y tras alojarme en el hotel el día comenzaba a acelerarse; Había que comprar algunos alimentos pendientes y preparar la pulka para salir directamente al día siguiente, así que el caos inundaba mi habitación por unas horas. A parte de cruzar el lago completo de sur a norte, mi intención principal era llevar a cabo inmersiones bajo el hielo de Inari, algo que sorprendentemente nunca se había hecho antes según me aseguraban los locales y conocedores del lago, y mucho menos alrededor de la roca sagrada “Ukonkivi” y la isla cementerio, dos de los tres puntos de buceo planificados. El último aliciente era la búsqueda de un antiguo aeropuerto alemán de la Segunda Guerra Mundial que quedó sumergido bajo el hielo. En esta aventura la parte “histórica” tendría un peso importante. Al caer la tarde empezaban mis compromisos. El primero era con Risto, un reputado periodista Finlandés que junto a un fotógrafo se desplazaba desde Rovaniemi para cubrir mi aventura. Afortunadamente Risto es un profundo conocedor del lago y fue la persona que puso en mis manos el mapa donde pintado a mano aparece situado el aeropuerto Alemán. Risto escribiría un artículo para el periódico más importante de Finlandia. Tras reunirnos, hacer la entrevista, revisar mapas, coordenadas y tomar una que otra cerveza llegó Riitta y Tomi, las personas que se encargarían de asistirme para abrir el hielo durante las tres jornadas de buceo. Riitta es una tía estupenda que se ilusionó con mi propuesta nada más contactar. Por otro lado Riitta tiene cierto espíritu andaluz, pues estuvo viviendo en Granada aprendiendo Flamenco, por lo que me hizo prometerle que le daría una clase de Cajón justo sobre el hielo…algo que por supuesto cumplí… Tras cenar, contar batallitas y acordar el punto de encuentro para la primera inmersión al día siguiente nos fuimos a dormir. La próxima vez que nos viésemos sería para “romper el hielo”.
CRÓNICA 2 – CON PERMISO DEL DIOS “UKO”
La aventura comenzaba… Como en expediciones anteriores la travesía completa la llevaría a cabo en solitario y sólo en las coordenadas acordadas para los buceos recibiría la asistencia de Riitta y Tomi para abrir un hielo de unos 60-70 cm de grosor, algo que sería imposible de abrir por mi mismo sin ayuda, motosierras y demás artilugios. En esta primera ocasión mi inmersión se llevaría a cabo ya bien dentro del lago, a aprox 4 km al norte de Inari, y parecía más un evento cultural que una expedición en solitario, pues llegados en motonieve también me acompañarían el periodista, el fotógrafo y Tytti, una simpática mujer Sami conocedora de la cultura, historias, leyendas y tradiciones de los Sami del lago Inari. El lago “sagrado” de los Sami. Tras comenzar a abrir el hielo las cosas se complican ya que es la primera vez que Tomi abre un agujero tan grande en el hielo, pues lo habitual es abrir simplemente un pequeño orificio para pescar. Finalmente, tras algunos consejos por mi parte sobre cómo hacerlo, conseguimos tomar el control y despejamos el camino. Las coordenadas son correctas, supuestamente el aeropuerto se ubicaba justo aquí, en una zona de poca profundidad. Nuestra principal preocupación eran la gran capa de nieve sobre el hielo, algo que reduciría significativamente la visibilidad bajo el hielo, y la turbiedad de esta zona al encontrarse cerca de Inari en zona de movimiento de aguas. Al menos el tiempo y la temperatura nos acompañan, no alcanzando los -10ºC. Tras equiparme y antes de entrar al agua me viene a la cabeza mi mala experiencia cruzando el lago Baikal en Siberia, por lo que consulto a “mis asesores” sobre tradiciones o rituales previos para apaciguar al espíritu del lago, el dios “Uko”. Tras un breve debate me aconsejan arrojar unos céntimos al fondo del lago haciendo una pequeña petición de permiso. No me lo pienso mucho y por si acaso lanzo un euro completo a las aguas del lago. Tres, dos, uno, al agua…No tuve tiempo de dar la primera respiración cuando el regulador se congela y entra en flujo continuo. Mal comienzo. ¿El espíritu del lago quiere más monedas?…tras resolver el problema con agua hirviendo me sumerjo y vuelve a congelarse. El problema es serio, pero no cabe la opción de cancelar la inmersión. Muy probablemente (al margen de explicaciones paranormales) el compresor usado para llenar las botellas les introduce demasiada humedad, por lo que la grifería se congela rápidamente. No hay solución, tendré que bucear abriendo y cerrando la botella en cada respiración o perdería todo el aire en cuestión de minutos. El buceo se complica aun más filmando con la cámara y sosteniendo el cabo que me une con la superficie…es emocionante, pero una auténtica putada. ¿El dios Uko quizás no estaba muy conforme con mi visita? le preguntaremos a Iker Jiménez… Bromas a parte, era complicado y las probabilidades de encontrar el aeropuerto pocas haciendo una sola inmersión. Aunque localicé la zona y recorrí buceando una buena extensión de terreno no encontré ni rastro…todo estaba cubierto por una densa capa de fango que al mínimo movimiento originaba visibilidad cero. Cualquier objeto que hubiese estaría sin duda enterrado en fango por lo que habría que hacer una búsqueda casi “arqueológica” para dar con restos. Lamentablemente allí abajo habría que hacer una batida detallada con decenas de inmersiones para buscar objetos pues no había ninguna gran construcción visible y muy probablemente los rumores que me habían llegado días antes sobre que cuando acabó la guerra la gente local sacó los restos de edificios para reutilizarlos en sus casas fuesen ciertos. En cualquier caso era emocionante ser la persona que dio el primer paso…ahora les tocará a los finlandeses acabar el trabajo.