Es curioso como el pasar de los años cambia a las personas. Un niño que de pequeño temía a la oscuridad y tenía pánico a dormir en la montaña cuando viajaba con los “Scout” , de repente se marcha a viajar por el mundo en solitario.
Un hermano que ,sin saber como ,se distanció en la adolescencia,con el pasar de los años lo vuelves a sentir cerca, ansias compartir de nuevo secretos y aventuras juntos fabricando nuevas espadas de madera . Quizás solo se trata de no dejar marchar nunca al “Peter Pann” que todos llevamos dentro. Yo lo tengo bien sujeto .
Comienzan a pasar las semanas…y voy a cambiar mi ruta. La meta será la misma, vivir el Planeta Tierra, pero orientar mi brújula hacia un lugar u otro puede variar en un 100% mi destino. Y así fue…
La tentación natural de seguir mi ruta por la costa inspeccionando cada kilómetro de playa me empujaba fuerte, pero necesitaba una buena Bocanada de aire,y eso solo lo podía encontrar en las montañas, en los Andes. Por un lado una nueva despedida, unos nuevos amigos a los que muy probablemente jamás volvería a ver quedaban atrás; Por otro lado la emoción de no saber cuantas nuevas experiencias me esperaban,y eso tiraba mas. Rehacer la mochila,fotos de despedida,intercambio de emails y…marchar. De nuevo 18 horas de viaje me llevaron a la cara oeste de Argentina,a la ciudad de Bariloche. Una relativamente pequeña población se presentaba ante mi ,situada en la impresionante “Ruta de los 7 lagos”. De nuevo el ambiente turístico me hacía pensar en salir pronto de allí puesto que su ubicación la hacía un lugar muy popular en la época invernal para hacer esquí,y todos sabemos que el entorno del esquí genera turismo,dinero y la mayoría de las veces un importante nivel de “pijerío”. Afortunadamente al ser verano en Argentina dicha situación se reducía a un 50%. Bariloche es una muy bonita población a las orillas de un enorme y precioso lago entre montañas nevadas llamado Nahuel Huapi,a 760m de altitud. Sin duda un sitio muy tentador para bucear…
El primer buceo en altitud de la Vuelta al Mundo Submarina se acercaba. Dicho y hecho, al día siguiente contacté con Juan Carlos Mazzola quién junto a su hijo dirige “Acuanautas” , un bonito centro de buceo a orillas del lago. Muy interesados en participar en mi proyecto organizamos una expedición de buceo por el lago pese a que las condiciones climatológicas no eran muy favorables. Bucear en un lago es algo realmente emocionante debido a la diferencia del entorno con respecto al mar. La magia del buceo en un lago ,desde mi punto de vista ,no reside en el fondo del mismo como puede ocurrir en el mar, sino que las montañas y el misterio que de por si encierra un lago lo hacen aun mas especial. Barcos hundidos, árboles sumergidos ,fondos de fango y arcilla , y un precioso Neptuno gigante tallado en madera sumergido hacen del Nahuel Huapi un lugar my especial. Después de explorar “hacia abajo” tocaba explorar “hacia arriba”, así que cambié las aletas por las botas de montaña y el neopreno por un buen abrigo.
Cerro “Otto” y cerro “Campanario” me brindaron la oportunidad de tomar aun mas fuerte mi “bocanada de aire”. De nuevo volvía sentirme privilegiado al hacer estas rutas prácticamente en solitario y poder perderme por frondosos senderos en la montaña sin saber a ciencia cierta hacia donde me llevarían . No puedo negar que tenía ganas de perderme,de verme cara a cara con la naturaleza y medir mis fuerzas y recursos con ella,ya sabéis, al mas puro estilo “el último superviviente”,pero quizás fueron tantos los aventureros que sintieron la misma emoción que siento yo por conocer el planeta que no es fácil poner el pie en auténtica “tierra virgen”,o quizás simplemente me falta valor. Darwin, Colón, Armstrong , Peary, Admunsen , …como os envidio.
Durante estos días en Bariloche en mi intento de buscar los “aposentos” mas económicos como siempre, me volví a mover en el entorno del mundo del mochilero haciendo un análisis involuntario de dicha “especie” . Había algo que no me cuadraba con mi idea de “mochilero”. Algo no me gustaba pero no entendía my bien que era lo que me producía rechazo hacia ellos puesto que quizás yo también era un mochilero mas dadas mis circunstancias. No os puedo negar que me comí el tarro reflexionando sobre si sería yo el “bicho raro”,el “inadaptado”,si debía dejarme rastas o llevar encima todo el rato una guitarra o unos Bongos para ser aceptado en la sociedad del mochilero. Afortunadamente el transcurso de los acontecimientos y conocer a Carlos y Marta ,los dueños del “Hogar del mochilero” ,en la siguiente etapa de mi viaje, me hicieron entenderlo todo…
“Emprender aventuras es robarle tiempo a la muerte” (Cita: lo escuché en algún lugar….)